Yin ya zen. Mi mente acaba perturbada cuando un colchón nuevo le priva del tan reparador sueño que necesita, y claro, me da por aburrirme, maldecir e investigar. Acabado ya con mi sufrimiento, yo no tengo valor. ¿DONDE ESTÁ MI CAMIÓN DE ORFIDAL? Buenas noches. O no, como veáis.
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